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El Sistema Nacional de Acreditación, creado por la Ley 30 de 1992, busca que los programas académicos y las instituciones de educación superior que pertenecen a él, cumplan con los más altos requisitos de calidad y realicen los propósitos y objetivos que han declarado tener. Inició su actividad con la acreditación de programas académicos y se expandió hacia la acreditación institucional (1,2).


Los procesos de autoevaluación con fines de acreditación han estado ligados desde sus inicios, a la idea de autonomía y autorregulación, complementada con la exigencia de rendición de cuentas que se hace a la Educación Superior desde distintos sectores sociales.


Por tal motivo debe entenderse que la legitimidad del Sistema está fuertemente ligada con los propósitos de la comunidad académica misma y sus interacciones con la sociedad. Dicha legitimidad es el resultado de una larga deliberación en la que se han venido logrando consensos alrededor de los puntos centrales del sistema; el modelo y sus fases, el concepto de calidad, los factores y características, la metodología para la autoevaluación, la evaluación por pares, etc. La evaluación externa se entiende como un complemento a estos procesos y, por lo tanto los actos de acreditación expresan fundamentalmente la capacidad de autorregulación de los programas académicos y de las instituciones de educación superior (3, 4).


En Colombia, el proceso de acreditación no surge en el marco de la inspección y la vigilancia del estado como sucede en otros países (5-8), sino en el de fomento, reconocimiento y mejoramiento continuo de la calidad. De hecho, hoy se reconoce que la principal y más efectiva inversión realizada en el contexto de la acreditación, no es propiamente la implantación del modelo mismo y de sus procesos evaluativos, sino la inversión en la aplicación de planes de mejoramiento institucional y de programas que han diseñado como requisito para su entrada en el sistema (9-10).

Villavicencio, J. E. (2016). Accreditation of the academic programs of Dentistry in colombia. Revista Estomatología, 24(2). https://doi.org/10.25100/re.v24i2.5484
1. Ley 30 de diciembre 28 de 1992. Diario Oficial. Ediciones Jurídicas. Bogotá 1996.

2. Florez-Peña T, Rojas-CristanchoJM. Factores asociados a la calidad en las facultades de Derecho de alto rendimiento académico en Colombia. Educ Educ. 2010; 13(2):185-97.

3. Consejo Nacional de Acreditación de la República de Colombia. Recuperado el 30 de diciembre de 2016 desde http://www.cna.gov.co

4. Murcia Peña N, Murcia Peña J, Murcia Gómez N. Imaginarios sociales y autoevaluación universitaria. Educ Educ. 2009; 12(3): 99-115.

5. Arena G, Kruger E, Tennant M. Accreditation of dental programs in Australia: A thematic analysis of recomendations, 1996-2004. J Dent Educ. 2007; 71(9):1210-6.

6. Hasman A, Mantas J. IMIA acrreditation of health informatics programs. Healthc Inform Res 2013; 19(3): 154-61.

7. Tomas I, Millán U, Casares MA, et al. Analysis of the ‘Educational Climate’ in spanish public schools of dentistry using the Dundee ready education environment measure: a multicenter study.Eur J Dent Educ. 2013; 17(3):159 68.

8. Formicola A, Bailit HL, BeazoglouTJ, Tadesco LA. The interrelationship of accreditation and dental education: history and current environment. J Dent Educ. 2008; 72(2 supl):53-60.

9. Nazarova E, Martin-Peele M, Fifield J. U.S. Dental specialty residents expectations and anticipated benefits of academic employment. J Dent Educ. 2016; 80(10):1196-204

10. Rivera Aya, EN. Alcances y limitaciones de la acreditación en algunos programas de educación superior. Rev Educ Des Soc. 2012; 6(2):45-64.